Para la materia Fotografía I, llegó el momento de
contar una historia con fotos, fotografía narrativa a modo de proyecto final. El
ejercicio se llevó acabo en la turística casa natal del General Santander, haciendo
un breve recorrido para atraer inspiración y poder inventar un relato con nuestras
fotografías. La tranquilidad y la arquitectura colonial son la primera impresión de este centro cultural, guiada hacia el sentido material y patriótico del lugar. Santander ya tiene una historia política y militar contada, por eso quise enfocar su historia en sucesos ficticios con un reducido número de personajes. Aquí está el resultado de lo que para mí fue una excelente actividad:
Santander, entre juegos y literatura
Notablemente eran una familia
privilegiada, y en cuanto a la hora de comer se trataba, Santander era quien
agradecía los alimentos al supremo cuando oraba. Tan importante era este
momento gastronómico, que se decía que allí ocurría un intercambio afectivo el
cual retumbaba la quinta entera.
Santander desde pequeño sentía que su
vida se balanceaba entre ese tricolor, un sentimiento honesto que se camuflaba
en la inocencia y que crecía al leer la cantidad de libros que aportaban a su
saber.
Cada mañana, este personaje esperaba
con ansías la llegada de su tutora de literatura, observando fijamente el metal
de las rejas que envolvían el jardín trasero, pensando únicamente en terminar
de leer un libro más, para luego ir a jugar y sentir un poco de libertad.
La maestra de Santander se reflejaba
en la sabiduría de las leyes, la justicia y el amor patriótico, además, su
bella personalidad enmarcaba un recuerdo en la mente de este chiquillo, para
reflejar más adelante un encuentro al otro extremo de la mesa, en el papel de
la tutora que le haría disfrutar el recuerdo de su infancia, en su trono de
leyes, obteniendo la satisfacción máxima de haberse convertido en un grande de
la época y en lo que de seguro había planeado con dedicación por tanto tiempo.
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