La materia Narrativa Universal tuvo un inicio
calmado y con mucha creatividad. El primer ejercicio del corte era crear una historia
con la estructura básica de un cuento: introducción, nudo y desenlace. ¿Cuál
era la idea? Explotar nuestra imaginación con la libertad de elegir un tema
cualquiera. Por mi parte, elegí una historia que me sucedió un semestre atrás,
el típico ‘basado en hechos reales’ jamás había significado tanto para mí. Espero
les guste y comenten qué tal les pareció.
Mi abuela quiso despedirse
Manuel era un adolescente común como
cualquier otro, estudiaba comunicación social, tenía un físico delgado, una
cara definida y ojos grandes como dos platos cafés, muy apuesto el muchacho.
Era muy expresivo a la hora de plantear sus ideas y crítico en su manera
correcta de ver las cosas.
 |
Fotografía tomada de internet
|
Un día por la mañana este chico iba rumbo a
su trayecto rutinario a la universidad, tomó el colectivo de siempre con mucha
tranquilidad. El día era denso, de un azul que se tornaba gris y del que casi
no se podía respirar. La gente que lo acompañaba en la ruta se desvanecía con
el poder de los audífonos que emitían una melodía transportadora, que detenía
el tiempo y generaba un alivio al afán de comenzar el día, en el que sin duda
se convertiría en la meditación diaria. Canciones que iban desde Pop Anglo
hasta unas baladas en español muy acordes al ambiente de su alrededor. Pasado
cuarenta minutos de camino, su aleatorio dio el mando de una canción peculiar,
una que usualmente hacia recordar a este joven la vivencia de un estresante
momento en el que desesperó y perdió el equilibrio de su universo. Ésta
comprendía en su inicio notas tan sensibles para él, que no hallaba explicación
alguna del choque de emociones que ocasionaban y por ende siempre trataba de
evitarla o de huirle. Su letra no tenía influencia alguna, aunque
fuese en español el mensaje no correspondía con la sensación. Sin llegar a
pensarlo dejó que la canción transcurriera mientras su vista perdida atravesaba
la ventanilla de aquella buseta, la concentración del momento se distorsionó
logrando una especie de transe en el que Manuel se sentía absolutamente solo y
atrapado. En ese instante de conexión, un nombre ciega su mente por completo y
logra paralizar todos sus sentidos, tanto así que la única reacción evidente
fueron sus lágrimas que brotaban de manera descontrolada y sollozante.
Desorientado en su pena, el muchacho busca calmarse, pero es imposible, algo
golpea de nuevo con el mismo pensamiento, tornándose repetitivo y alarmante. El
nombre era el de su abuela, una señora elegante de edad mayor, con actitudes
apaciguadas, una personalidad maravillosa y que por supuesto, significaba su
amor absoluto. Cosa que lo agobiaba aún más, cuestionando el suceso, analizando
la extraña situación.
Llegado al edificio, el chico recurre a su madre contándole el acontecimiento,
sin darle tantas vueltas al asunto, con la preocupación arropándolo él solo
quería saber si su abuela estaba bien y si ese presentimiento quería decirle
algo. Ella extrañada se quiebra en llanto y le da la noticia de que su abuela
había fallecido en ese momento.
Posdata: Mi abuela se encuentra muy
bien, el resto del relato sí sucedió. Las conexiones con los seres que amas sí
existen. Por cierto, si les gustó este cuento, aquí en Santander, entre juegos y literatura tendrán otro más por leer.
Comentarios
Publicar un comentario